Banderolas de colores, espacios con encanto, comida orgánica, surf, tiendas de artesanía: ¡bienvenido a Sayulita! Este pueblecito de pescadores ha evolucionado de la mano de los surfistas californianos que, desde los años sesenta, arriban a sus costas en busca de la mejor ola. Hoy es un punto de referencia en la Riviera Nayarit y uno de los pueblos mágicos de México por su carácter ecléctico y relajado.

En esta guía te contamos todo lo que puedes hacer en este rincón paradisíaco a solo cuarenta kilómetros de Puerto Vallarta. 

1. Las mejores playas de Sayulita

Uno de los principales atractivos del Caribe es tener la oportunidad de tumbarse en una playa paradisiaca sin otro propósito que dejarse arrullar por la brisa y el sonido del mar. En Sayulita encontrarás arenales para todos los gustos: desde la vibrante y cosmopolita playa principal hasta opciones más agrestes y tranquilas, como la playa Malpaso, la de los Muertos o Pátzcuarito

2. Practicar surf

Sayulita se ha consolidado como uno de los epicentros del surf gracias a la combinación perfecta de oleaje, clima estable durante todo el año y ambiente relajado. Además, sus costas ofrecen opciones para todos los niveles. Las condiciones del mar en la playa principal son especialmente favorables para principiantes, con olas suaves, rompientes predecibles y fondos arenosos. Para surfistas intermedios o avanzados, son perfectas la Lancha, los Burros o Punta Mita —considerada el mejor destino para practicar surf de la región—. En el pueblo encontrarás escuelas certificadas y tiendas especializadas para alquilar el equipo. 

Excursión al Cerro del Mono

La excursión al Cerro del Mono es una actividad de ecoturismo perfecta para explorar y conectar con la naturaleza. La ruta dura entre dos y cuatro horas, y en ella es habitual observar aves tropicales, mariposas y flora característica de la zona. La cima, que alcanza aproximadamente 350 metros de altura, ofrece una de las vistas panorámicas más espectaculares de la Riviera Nayarit. Aunque la caminata es sencilla, lo ideal es hacerla con guías locales, ya que ofrecen información interesante sobre la fauna autóctona y garantizan una mayor seguridad. 

Avistamiento de ballenas

Entre diciembre y marzo, estas majestuosas criaturas migran desde las frías aguas del norte de América hasta las zonas cálidas del Pacífico mexicano para concluir su ciclo reproductivo. La travesía suele incluir momentos emocionantes como los saltos acrobáticos de los machos, las crías nadando junto a sus madres o la observación de delfines y otras especies que habitan estas aguas. El avistamiento debe realizarse con operadores autorizados que respeten la distancia mínima de acercamiento y garanticen la seguridad tanto de los animales como de los visitantes. 

3. Visitar el pueblo de Sayulita

Pasear sin prisa por las calles de Sayulita es una experiencia encantadora. La esencia de este pueblo se encuentra en su carácter auténtico y heterogéneo: la atmósfera hippie de los años sesenta, el estilo bohemio de la cultura surf, el misticismo de los wixarica, las calles empedradas llenas de color y, sobre todo, la calidez de sus gentes; sin olvidar la naturaleza exuberante que la envuelve, con sus cerros verdes y el océano Pacífico.

En el centro encontrarás tiendas de artesanía, cafés tradicionales, escuelas de yoga, puestos de comida callejera y coquetos restaurantes con cocina fusión. Al anochecer, Sayulita se llena de música en vivo y bares con terrazas abiertas, donde surfistas descalzos disfrutan de un cóctel hecho con zumo natural. 

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